martes, 8 de mayo de 2018

Poemario 1973 (1)

INVASOR

Con tu tono de inocente
y con tus lindas palabras,
con tus quehaceres devotos,
vacíos como la lata,
con tus grandiosas ayudas,
con esas promesas dadas
y con tu fe en mi futuro,
yo te echaré de mi casa,
aunque seas, tu, más fuerte
y aunque me rompas el alma,
lucharé por defenderme
y te diré, cara a cara,
que, con toda tu bravura,
no podrás contra mi raza
y, aunque la vida me cueste,
no mandarás en mi casa.
El juego que nos enfrenta
te dio las mejores cartas,
pero yo sigo luchando
porque sé que, en un mañana,
será mía y te echaré,
ni sanguijuelas ni lapas
vivirán de mi sudor
ni morarán en mi casa.

1973
Dame tu mano y verás
lo felices que seremos,
pídeme lo que tú quieras,
porque todo lo que tengo
será tuyo para siempre,
desde el feliz momento
en que este corazón
reciba, de ti, el sosiego.

1973
Quiero decir tantas cosas,
que no sé cómo empezar
y he de hacerlo en un poema,
pues, cuando te quiero hablar
de todos mis sentimientos,
no me puedo explicar.
Ayer, por primera vez,
me sentí como un muñeco,
que manejabas con hilos
para reír en tus juegos,
sentí que, cuando me hablabas,
me picaba algo por dentro
y, cuando alguien te miraba,
brotaban, en mí, los celos.
Y, pensando en todo esto,
llego a la conclusión
de que toda esta comedia
es fruto de un gran amor,
que, en mí, acaba de nacer
empezando a hacer furor
y deseo que me quieras,
como a ti, te quiero yo.

1973
Desde la primera vez,
me gustaron tus modales,
tu voz de niña mimada
y tu carita de ángel,
pero nunca imaginé
que podría enamorarme
con la fuerza que lo he hecho,
pues llego a desesperarme
y, ahora, sinceramente,
ya no sé lo que es mejor,
si decírtelo o callarme,
si seguir con la ilusión
o poner las cosas claras.
En realidad, creo yo,
que estas aspiraciones
son mucho para mi amor,
soy feliz con mis amigos,
pero sólo en reunión,
pues, cuando me encuentro solo,
empieza mi corazón
a latir desesperado,
pues necesita un amor,
que le ayude y le comprenda
y le ofrezca ilusión.

1973
¿Por qué tantos desengaños
con tus propios compañeros,
que en vez de darte una ayuda,
son crueles y severos
y te hunden en el fango
para poder salir ellos?
¿Por qué esas hienas hermanas
con sus bocas tan sonrientes,
que cuando los necesitas,
solo te muestran los dientes
con sus sonrisas burlonas,
riéndose de tu suerte?
¿Por qué existen estos buitres,
que no te atacan de frente,
que esperan a algún león
que en tu pecho clave el diente,
para luego, aprovechar
tus despojos, cuando mueres?
¿Por qué el león majestuoso,
que se acerca traicionero,
escondiéndose en la hierba
y, aprovechando el silencio,
sabiendo que eres muy débil,
se lanza sobre tu cuerpo?
¿Por qué tantas sanguijuelas,
que chupan tu propia sangre
sin mirar si eres amigo
y terminan por dejarte
tendido, casi sin vida,
sin nadie para ayudarte?
¿Por qué?

1973

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