lunes, 4 de junio de 2018

Poemario 1973 (3)


Flor de vida, me gustas
porque tienes la dulzura
de la miel, que a las abejas
gusta tanto y tu hermosura
es, para mi vista, luz,
tu voz expresa ternura
y tus ojos siempre tienen
esa mirada, que dura,
en el recuerdo, hasta el fin
y eternamente perdura.

4-73


Sólo, en mi cuarto, estoy
y, aún en la oscuridad,
puedo ver con claridad
lo que realmente soy.
Nací, un año, por enero
y mi infancia fue feliz,
mas la alegría se pierde
cuando empiezas a sentir
que no eres nada en el mundo,
que solo puedes reír
del sufrimiento de otros,
que solo puedes vivir
si traicionas a tu amigo
y que, viéndolo sufrir,
"Tú o yo, así es la vida",
es lo que vas a decir,
es ley de vida, lo sé,
mas no logro comprender
por qué, para prosperar,
a un amigo has de perder.
Me casé y tuve tres hijos
y, al ver crecer a los tres,
supe que no fui, yo solo,
quien no logró comprender
la maldad que hay en el mundo
y el poco bien que hay en él
y, por fin, puedo decir
que llego a la conclusión
de que el mundo es corrupción
 y más vale no vivir
y muero en mi soledad,
tras un largo sufrimiento
pues, ha llegado el momento
de mi eterna libertad,
sólo en mi cuarto, estoy
y, aún en la oscuridad,
puedo ver con claridad
lo que realmente soy.

9-73


No sé qué tiene tu voz,
que hace presa en mi mente
cuando, al dirigirte a mi,
me hablas tan dulcemente,
que se abre mi corazón
para que tu voz se adentre,
voz sincera, voz de ángel,
voz aguda, voz latente,
voz que suena, en mis oídos,
como música celeste
y, cuando dices "te quiero,
te quiero, sinceramente",
sería capaz de ir,
con tu voz, hasta la muerte.

9-73



Adiós, mi pequeño amor,
ya nunca te olvidaré,
quiero que seas feliz,
aunque tenga que perder
lo que siempre yo he soñado,
lo que nunca, ya, tendré,
lo que nace y muere en mi,
el amor que no encontré
y el deseo de besarte,
que siempre conservaré
y que, aunque pasen mil años,
en mi recuerdo tendré.
Y tú, que te la llevaste
y me dejas aquí, solo,
hazla feliz, por favor,
por ella déjalo todo.
así, podré sentir, yo,
aunque sea, solo un poco,
la enorme satisfacción
de saber que, ella con otro,
encontró felicidad,
que, de mí, se olvidó pronto
y no recuerda las noches
que pasamos, los dos, solos.

11-73



Luchando para vivir,
luchando para alcanzar
un camino que seguir,
una casa donde estar.

Parece que luche en vano,
por conseguir un camino,
porque tienes, en tu mano,
las riendas de mi destino.

Si quieres que yo perezca,
al ratito, he perecido,
mas, por tonto que parezca,
no quiero ser un vencido.

Algún día, estas cadenas
se romperán, como todo,
por eso, vale la pena
estar hundido en el lodo.

Salir con las manos limpias,
luchar por la libertad,
gritar: "¡Las leyes son nuestras!
¡Al asesino matad!"

Volverá a brillar mi valle,
volverá a brotar la flor,
volverá a vivir mi calle,
volveré a encontrar amor.

73-74

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