domingo, 10 de junio de 2018

Poemario - 1975 (5)



Aquel que más corre,
es el que más tropieza.

19-2-75


Miro desde mi ventana en las nubes,
veo una plaza llena de cabezas
que elevan sus brazos al cielo,
allí estás tú,
te veo agonizando
y presiento que maldices tu suerte,
veo que sufres y lloro.

Miro desde mi ventana en las nubes,
veo una plaza llena de paraguas...
me siento importente.

19-2-75


Una casa y un paisaje,
una vida, una verdad,
autopistas sin peaje,
personas con libertad,

obreros con un trabajo,
ni ricos, ni pobres son,
sin un alto, sin un bajo,
sin vergüenzas, con perdón,

ni ricos terratenientes,
ni pobres agricultores,
ni propietarios de puentes,
sino, de ellos, escultores,

ni mercenarios sedientos,
ni cavadores de fosos,
ni "satisfechos", ni hambrientos...
¡Oh, sueño maravilloso!


12-3-75


La mañana, preñada de calor,
abortó un día asqueroso. 
El vendedor de pañuelos de papel 
visitó el campo de sauces llorones.
Las amargadas nubes soltaron sus lágrimas
sobre el pornográfico bosque.
Los paraguas paseaban, luciendo sus negras boinas,
bajo el ojo del sol, tuerto por la pedrada de un rayo.
Las damitas, protegidas por impermeables de cartón,
acariciaban las caras de papel de lija de sus niñatos.
Los peces, molestos por la lluvia,
no salían de sus cuevas.
Los perros lamían las manos de sus amos,
que les azotaban a cambio de comida
y hacían piruetas para recibir su premio.
Los siervos lloraban alegres
porque el señor no podría salir de caza.
El señor los jorobó, haciéndose traer las piezas de caza
al patio de su castillo y las mataba desde su alcoba.
La prostituta ni se molestó en levantarse.
Un perro intentó morder a su amo
y éste le cortó la cabeza.
Los pajaritos cantaron. Las nubes se levantaron
que sí, que no…
¡Ah! ¡Delicados tiempos del medioevo!


13-3-75




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