viernes, 22 de junio de 2018

Poemario 1976 (19)




Ayer nací y hoy muero
y mañana, volveré a nacer,
para morir otro día
y así, poco a poco,
se irá perfeccionando
la gran maquinaria
de una filosofía humana y provada.

Ayer nací y, entre ayer y hoy,
he aprendido muchas cosas,
que están provocando mi muerte
y mañana, naceré
y volveré a caminar entre ellas,
pero, esta vez, sin rozarlas.


12-76


En intercambio de palabras,
me dices cosas muy bellas
y tus labios no son carne,
son pétalos de rosa
y tu acento no es sonido,
sino caricia espiritual
y tus manos no son miembros,
sino palomas de paz.

Con intercambio de opiniones,
concluimos magistrales,
el coloquio demagógico,
bla, bla, bla, bla,...
y llegamos a comprender
los grandes misterios del Universo,
porque somos eternos pensadores.

Con el intercambio de poemas,
sabemos que ni tu ni yo somos malos,
que nos repugna la violencia
y que adoramos la belleza.

Pero yo te propongo otro intercambio:
cambiemos, por unos días,
nuestros cuerpos y nuestras consciencias,
probablemente, descubramos ciertas cosas
y, al sabernos iguales en degradación,,
convengamos que sería mejor ser más sinceros.

12-76


Sí, es verdad,
nosotros, los vencidos,
quisimos que nuestra guerra
durase eternamente
en el lamento de los días,
el hombre sonríe tontamente,
como drogado por su propia vida.
Sí, también nosotros, quisimos
que el tiempo sobreviviese
por encima de las nubes de átomos,
mientras, el océano de la muerte
descubría nuevas fórmulas de muerte.
Sí, es verdad,
nosotros, los vencidos,
pedimos perdón, desde nuestras tumbas,
a aquellos que consagraron sus días
al avance de las artes de matar.
Sí, nosotros,
los vencidos...

12-76


Penetra en mi cerebro,
hiríendolo con su punzante insistencia,
como la nausea electrónica
de las nanas futuristas,
que nadie comprenderá jamás,
estoy volcando, sobre los muertos,
la culpa de mis desviaciones,
para parar la guerra del inconsciente,
juguete de la naturaleza,
que intenta manejarme, una vez más,
hacia aquí y hacia allá.
Los largos caminos andados
me distraen de la lucha
y me he ido convirtiendo en pacifista,
pacifista por un mundo
perdido para muchos,
que no pueden soportar la sangre
como fluido libre,
dentro de su propia prisión.
Habréis de callar nuestras bocas,
que no tengo fuerzas
para aguantar vuestros reproches,
excusas de vuestros defectos,
que amortiguan sus impactos.
Si el hombre nació para ser libre,
estamos llevando nuestras vidas
por la senda equivocada
y, si solo nació para ser hombre,
dejemos de lado falsas promesas.
No quiero componer frases
que puedan pasar a la historia,
tan solo pretendo que mi alma,
oscurecida por el pensamiento,
deje, ya, su sepultura,
no se acostumbrarán mis ojos
a contemplar fantasías,
carentes de llanto invernal
ni mi cuerpo, al latigazo
que, día a día, descarga el aplomo,
solo quiero protegerme
del temporal, que amenaza
con destruír lo poco que queda.

12-76




Anoche
la luna apareció para nosotros
de forma magistral,
enorme en su volumen,
estaba cerca de la Tierra,
muy cerca,
como lo puede estar nuestro dios,
como el horizonte del mar,
que puedo ver desde mi monte,
pero esto no tiene ninguna importancia,
porque, anoche la luna tenía un chichón,
un gigantesco hematoma,
que adornaba su frente,
como un hermoso aditivo de corcho.
Un enorme arco iris circular
rodeaba, también, su cuerpo,
en un abrazo vaporoso
y yo lo vi
y, si alguno de vovostros,
eminentes científicos y observadores,
no habéis podido ver este fenómeno,
llamad a Ricardo Corduente,
él podrá daros datos
y demostraros, una vez más,
que la luna no es virgen
como dicen los poetas.

11-12-76



Me hablaron, hoy, de felicidad,
me dijeron mil cosas absurdas
del debido comportamiento,
de la pareja ideal,
hasta en el amor son extremistas.
Me explicaban teorías,
pero nadie me decía la verdad.
-Yo pienso…
-Yo creo…
-Yo sé…
Y ninguno de ellos pudo demostrar
que haya algo más hermoso,
que el amor tradicional,
que ni siquiera ellos mismos
han podido desechar por completo.

27-12-76


He hablado con José Luis
y le he contado lo solo que estoy,
que de noche pasan las horas
y mis pensamientos van girando
con la velocidad del muelle,
que, comenzando en el centro,
va avanzando en espiral,
hasta encerrarme en una cárcel,
de la que no saldré hasta la mañana.
Le he explicado, también,
lo feliz que fui hace tiempo,
cuando estar solo
era cosa de dos.
¡Cuántas veces lo habrá oído ya!
La verdad es que estoy solo,
hoy más que nunca,
la calle humedecida por la lluvia,
la niebla que oculta las estrellas,
el frío que encoge mis músculos…
todo incita a pensar
y hasta mi perro está triste
en un día como éste.

27-12-76


Rondando mi cabeza,
algunas nubes, deseosas,
alborotan el aire con su silencio
y los perfumes atrayentes,
que usaban, las señoras, antaño,
penetran en mi mundo
como algo nuevo y natural.
Bajo el domino de Marte,
la diosa apaga su incienso
y decide darse un baño de espuma,
mientras, mis cirios
continúan ardiendo para atraer su atención.
Es lunes y veintisiete,
nueve horas me separan de la otra,
de la hora del renacimiento,
es, hoy, cuando amanece, antes que yo,
la sonrisa de mis labios,
tas un sueño fabuloso
de tules y encajes blancos.
Es del día de hoy, de quien espero
el resurgir minúsculo
de la que ha sido pasión de mi vida,
es, hoy, cuando la recuerdo
tierna, celeste, inmaculada...
y guardo luto por ella,
porque, por segunda vez,
la he echado de menos.

27-12-76


Si me pusiera a pedir algo por la vida,
acabaría muy pronto mi reseña,
con solo añadir un par de discrepancias
a la actual vida que derrocho,
que, si por algo hubiera de cambiar mi vida,
sería por otra, de parecido funcionamiento.

28-12-76



Todo, al viento le parece poco,
cuando se trata de venganza
y arrasa valles y sembrados,
hasta abrirse paso hacia la nada.
Hoy he visto sonreír, por primera vez,
a la chica más seria que conozco
y una mueca mía, a un comentario de quesos,
fue lo que provocó su gesto.
Pero he de ver, todavía,
cómo pasa del silencio a la carcajada
y cómo, de la carcajada a la alegría,
pues mi vanidad me lo exige,
como al viento, todo me parece poco,
cuando se trata de venganza,
venganza de mi peor enemiga, la tristeza.

29-12-76


Como un árbol denudo,
a caballo entre dos años,
redondeado en el frío del invierno,
deseoso del amor de los pájaros,
que también están cenando,
no comprendo nada.
Mis dientes hacen su aparición
en la mueca de mis labios,
esbozando una sonrisa estúpida,
mi cartera está llena de recuerdos,
de maravillosos recuerdos inventados,
mientras, la casa que sueño
sigue desmoronándose con el tiempo.
Todo el mundo canta, hoy
o se emborracha de estúpidas tradiciones
y yo sigo, aquí, sólo, sentado,
intentando desnaturalizarme.
Me gustaría tanto ser ciego, ahora,
como siempre me ha gustado ser sordo,
estoy celoso de las piedras
y rabioso por la falsa alegría
-¡Buenas noches, señor Corduente!
-¡Buenas noches! ¡Feliz Año Nuevo!

31-12-76



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