martes, 26 de junio de 2018

Poemario '77 (6)



¿Por qué escribo para mí?
porque soy, para vosotros,
el conejillo de indias de la perfección,
sin mí no avanzaréis,
sin vosotros no hay avance.

He de conocer, como vosotros,
hasta la última partícula de mí,
habéis de conocer, como yo,
hasta la última de vuestras insignificancias.

Una vez logrado este objetivo,
marcharemos por la vida
unidos en procesión ascendente.

Sin mí no avanzaréis,
escribid para vosotros.

23-2-77



Esta noche,
durante cuarenta y cinco minutos,
las luces de media ciudad
han estado apagadas.

Al pasear por la calle, de regreso,
he visto cientos de personas,
muchas más que normalmente
y he compartido con ellas,
entre los faros de los coches,
la complicidad de la oscuridad.

Esta noche,
hemos vuelto a sentir, todos,
aquel ancestral temor
hacia algo que no es el hombre.

23-2-77





No hemos llegado a tiempo
de salvar la Cultura,
estoy descorazonado,
doce mil poetas, como yo,
lloran en su anonimato,
hablando de la muerte general,
es la Generación del Miedo,
que nace de la revolución,
contrarrevolucionaria revolución,
que nos ahonda en nuestros mausoleos.
La Cultura ha muerto
y espera nuestra llegada,
amortajados triunfaremos
más allá de nuestras vidas.

24-2-77



Al fin, lo habéis conseguido,
ya, hoy, podéis comprobar
los resultados de vuestra civilización,
ya nadie puede parar vuestro avance,
habéis vencido,
ya todo está mecanizado,
incluso esta mente, que escribe por inercia,
ya todo está capitalizado,
a punto para ser destruido.
En vuestras manos tenéis la grandeza de la muerte,
por vuestras venas circula la sabia del átomo,
el poder del hidrógeno reprimido,
el hombre ya no es hombre,
el arte refleja la muerte,
en un alarde de pesimismo futurólogo
y pronto, habréis de observar
la destrucción de La Tierra,
debe ser erótico para vosotros,
excitante, tal vez.

24-2-77


Colmad vuestras esperanzas de futuro
con la sangre de los impotentes,
mientras podáis hacerlo,
seréis los amos del mundo.


25-2-77



A Nadia Comaneci


Te he visto, esta tarde,
saltando sobre tu cabeza
y estabas, naturalmente, guapísima.
Eso del deporte es algo envidiable.


25-2-77



Estuve mirando al cielo
y vi la noche enlutada.
Ahora, borracho,
me dedico a oír los pasos del solitario,
que, desperdiciando su vida,
se adentra en el entarimado del mundo.
Esto es un sueño,
la realidad está mucho más abajo,
estoy borracho
y se quiénes son los que pierden.

26-2-77




Caminas como un niño, porque estás borracho, 
hablas como los niños, porque estás borracho
y nadie te hace caso, porque eres como un niño, borracho.


28-2-77


-No hay eterna vida,
un nuevo orden os traigo
para la próxima:
vendrá en carro de oro, Él,
el que os ha de guiar
y seréis vosotros,
esbeltos corceles plateados,
galopando junto a Él,
por encima de los muertos.
-Él… Él… Él…
¡Qué imbéciles!

1-3-77


He estado pensando en ti
y no se si voy a saber explicarme,
eres... como un poema,
uno perfecto, que ronda mi cabeza
y que soy incapaz de reflejar.

3-3-77


Cuando la sangre recorre los labios,
detiene su marcha y observa,
cuando el desfile de hombres
se agolpa contra los muros,
se preguntan, ellos, quiénes son,
cuando las nubes descargan
su contenido de pureza,
rezongan, reclamando agradecimiento,
cuando pienso en ti,
tan solo balbuceo estupideces retraídas.

3-3-77



Golpeando contra las paredes
se debate entre vómitos,
asfixiado para la vida,
no nacido para el mundo.
Tal vez, allí, hubiera sido feliz.
Lloroso, loco de miedo, angustiado,
recibe el primer golpe de su vida,
entre cegadoras luces que le acosan:
ha nacido, ya, para el mundo,
mejor hubiera sido haber muerto ya.
Entre sombras comprensivas,
apartado de la realidad,
es protegido e ignorado:
aún no es parte del mundo.
Permanece muerto en vida,
le echan al mundo,
para que se integre, dicen,
si una mínima preparación.
Y el mundo le acepta, previas condiciones.
Y empieza a conocer la muerte,
se aparea, se relaciona y se somete,
pero el tiempo le alecciona,
se subleva y no transige:
el mundo le rechaza, por esta vez,
comienza la recta hacia la muerte.
Disconforme, no consiente,
no permite rebajarse
y el mundo le condena.
El mundo es justo
y muere.
Nace y se le mata,
crece y se le mata,
se niega a ser muerto
y se le mata,
muere y… se le llora.

7-3-77



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