miércoles, 5 de septiembre de 2018

Mis pensamientos, mis sentimientos 9





       Soy una conciencia confundida... Creo en lo que he elegido creer, sé que estamos en plena efervescencia de un "salto cuántico" de conciencia, pero lo que veo, me hace dudar con demasiada insistencia, tal vez, influido por la adicción a lo rápido, que nos ha sido inculcada, desde que nacimos, al menos, los que todavía vivimos. 

       Me rechina todo lo que está pasando con la infancia, que para mí, desde que nací, he creído que debería ser sagrada y, sabiéndose lo que se está sabiendo, que afecta a millones de criaturas inocentes, de casos de pederastia, de robo de bebés, de prostitución infantil, de desamparo, en la que están implicados políticos, curas, jueces, militares, policías,... ¡¡Todo eso YA se sabe!! ¡¡También se sabe que unos se tapan a otros!! ¡¡También lo sabemos!!

     ¿Por qué no hemos estallado todavía? ¿Estamos mirando para otro lado? ¡No! ¡No podemos! Entonces, ¿qué es lo que estamos haciendo? ¿Es por miedo? ¿Es por impotencia?

       Ojalá alguien pudiera contestarme, porque no obtengo respuesta. Todas me dais la razón, a la vez que me miráis con cara de "te entiendo, pero no te comprendo, yo tengo vida"...

       Cuando vivía en Uruguay, donde nací, en mi inocencia, aprendí esta nana y se la cantaba a mi hermanita pequeña. Nadie me explicó que se trataba de una canción de cuna de las esclavas campesinas, que tenían que trabajar en el campo, alejadas de sus casas y su familia, durante extensas jornadas, para alcanzar el sustento económico de ellas y de sus hijos. Con esta canción de dormir, prevenían a sus rorros de la maldad del "diablo blanco".





       Seguimos siendo el "diablo blanco". Esa es la sensación incómoda que tengo, aún sabiendo que estamos en el proceso correcto y que lo vamos a conseguir, porque eso es lo que creo firmemente, por eso sigo viva... 

       Bueno, recupero un poco el tono, porque sé que este año, que acabamos de estrenar, va a ser, ineludiblemente, resolutivo, tanto en el asunto de lⒶs niñⒶs, como en el de las mujeres y, de rebote, en el de la violencia de todo tipo. 

       El collage que encabeza este capítulo lo he hecho focalizando lo único que me importa, hoy, en esta vida: lⒶs niñⒶs, lo femenino y el universo en su proceso evolutivo, que es el de tods. Y, en mi (r)Evolución personal, me he volcado en la "campaña", porque quiero recuperar todo mi componente infantil y todo lo femenino que hay en mi y en festejar que ¡El Patriarcado ha colapsado!





      Lo que tengo claro y quiero transmitir, es que no pretendo adoctrinar a nadie ni convencer, tan solo expongo mis credos, que como ya he explicado, he elegido creer voluntariamente y con los que intento ser congruente, de hecho, más de una vez, me han llamado "Sr. Congruente", en lugar de Corduente, que es mi apellido y me ha hecho gracia. 

       Mi apellido, que también lleva su carga de Patriarcado en esencia, proviene de un pueblo de Guadalajara (España), llamado Corduente, donde fue abandonada mi bisabuela, "nunca se supo por quién", en la puerta de una familia "acomodada" del pueblo, un matrimonio, sin hijos, curiosamente, que la acogió, no la adoptó y le dio como apellido el nombre del pueblo, por no ponerle Espósito, que era la tradición, por entonces, y cuando creció, la tuvieron de criada,sin salario, lógicamente, hasta que el "señor" la dejó embarazada y la echaron de la casa. Esa es  la versión que trascendió y nadie de la familia, que tiene su origen en mi bisabuela, que no tenía "ni madre ni padre conocidos", nadie, al menos, que yo sepa, se interesó por saber la verdad, había demasiado miedo y demasiada hambre entonces, y una guerra civil por medio, la peor y más cruel de las guerras, como para preocuparse en averiguar quién y por qué, abandonó a esa niña y por qué, precisamente, en esa casa, si realmente sucedió así...

       ¿No te suena? ¡A mí me retumba! A la vez, que me apesadumbra y me carga de culpa el haber estado tantos años "mirando para otro lado", sin caer en la cuenta de que le estaba haciendo el caldo gordo (hacer algo para favorecer o ponérselo fácil a alguien, queriendo o sin querer) al Sistema.

       Yo perdono, de verdad, me duele, pero perdono. Lo que no quiero es que se repita. Después de 5.200 años de Patriarcado YA se ha consumido su ciclo (el 52 es un número importante en la cultura Maya y, de hecho, los ciclos de 52 años marcan nuestras vidas, como un "volver a empezar" algo diferente), pero, como digo siempre, eso ya te lo contaré en otro momento, porque "curiosamente", da la "casualidad" de que fue, precisamente, a la edad de 52, cuando decidí plantarme y tomar las riendas de mi vida, un proceso difícil de condensar.




Nos seguimos encontrando, por aquí, si te apetece y cuando te apetezca. Te amo.

Ya seguiré...


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