viernes, 1 de marzo de 2019

El Kybalión (4/7) Polaridad

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          4.- Ley de Polaridad: “Todo lo manifestado posee dos polos. Todo par tiene su opuesto. Los opuestos sólo difieren en grado. El Sabio sabe que todos los extremos se tocan y que los pares de opuestos no son antagónicos, sino complementarios”.

          El cuarto Principio Hermético encierra la verdad de que todas las cosas manifestadas poseen dos aspectos, dos polos. Estos dos polos son un par de opuestos con innumerables grados intermedios entre ambos extremos.

Toda verdad es relativa.

          La Ley de Polaridad explica que lo que existe o separa a cosas diametralmente opuestas es solamente cuestión de grados y que todo par de opuestos pueden reconciliarse mediante la aplicación de este Principio.

Todo tiene su par de opuestos, todo tiene dos polos

          Por ejemplo, el calor y el frío aunque parecen ser dos cosas diferentes son realmente una misma cosa, el frío es la ausencia del calor.

            El principio de Polaridad se manifiesta siempre dentro de una misma cosa, por ejemplo, en temperatura, frío y calor son sus polos opuestos, igual, en blando y duro, en positivo y negativo, cada polo es un extremo de la misma cosa que es el otro polo.

          En el Plano Mental, Amor y Odio parecen dos sentimientos opuestos, totalmente irreconciliables. Tanto Odio como Amor no son sino dos términos aplicados a los dos polos de una misma cosa, el sentimiento. Lo mismo sucede con valor y miedo. Hay muchos grados de Amor y de Odio y de valor y de miedo, los pares de opuesto existen en todo. Donde encontramos una cosa encontramos también su par opuesto.

          El espíritu y la materia son polos de la misma cosa, siendo los planos intermedios, cuestión de grados vibratorios. Estos dos polos, en todo lo que existe, se clasifican ellos mismos por su grado vibratorio, en positivos y negativos.

          La práctica de este Principio nos facilita comprender mejor nuestros estados mentales y los de los demás y nos prueba que esos estados son cuestión solamente de diferentes vibraciones, pudiendo elevar las vibraciones interiores a voluntad, cambiando la polaridad y haciéndonos dueños de esos “grados” en lugar de ser sus servidores.

          El Libre Albedrío es el resultado de aplicar este Principio y contra lo que uno escoja, nadie tiene poder, sino uno mismo.

Para disfrutar el arte de la Polaridad hay que practicar.

          Al elevar nuestra frecuencia vibratoria, elevamos la del mundo entero, porque esa vibración positiva que sale fuera de nosotros, se expande hacia el Universo.

      

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