viernes, 30 de marzo de 2018

Poemario '77 (1)

Temblad, sentidos, entre la espuma de mis labios,

porque hoy, ha nacido en mí, mi liberador,

temblad en el recuerdo de quien os dio la vida,

que ahora yace, entre laureles y rosas,

desmitificado para el hombre,

pesaroso para sus multitudes,

tiritad, entre el silencio del espacio

y el murmullo de los silencios,

que éste, que os da la vida,

renegará de la cordura, por vuestro alumbramiento.

Sentid, sobre vuestras espaldas,

el peso de toda responsabilidad,

que hoy, renuncio a ser humano

y adopto, de por vida, el título de loco.

Vosotros seréis el testimonio

de unas vida pasada, normal a miles de ojos,

recuerdo de lo que, un día, fue

el más hermoso de los pensamientos,

renunciad, vosotros, desde hoy, a toda publicidad

y resignaos a ser posesión de uno solo,

porque vosotros y yo, queridos míos,

viviremos, los unos junto a los otros

y seremos mutuos amos y señores

de nuestras decisiones futuras

y únicos conocedores de la buena filosofía.

Arranquemos de nuestro paso

el recuerdo racional del hombre,

que impide el desarrollo de lo grande,

de lo verdaderamente hermoso.

Renunciemos, pues, desde hoy,

al trato con los extraños seres,

que conviven con nosotros

e intentan obligarnos a seguirles.


1-1-77


Yo soy un punto en el espacio,

que, huyendo del seno materno,

se ha atrevido a danzar entre mil rayas,

yo soy la gota de agua

que, al caer, remueve todo el estanque,

yo soy el pulgón de la peste,

que transmite la exterioridad a los hombres,

soy, también, el carcelero,

que mantiene, bajo cualquier pretexto,

cerradas puertas y ventanas, inservibles y oxidadas,

ante el peligro de la invasión de la nada,

soy, al fin, un pobre hombre,

hundido, hasta el cuello, en dignidad.


2-1-77


Son doce campanadas las que acompañan

cuando el hombre se pierde entre la espuma de sus sueños

para regresar al planeta de su fidelidad,

como doce son los cambios que mutan su cerebro,

cuando recibe la noticia de su embriaguez.


Son, uno tras otro, doce golpes

que recibe su cabeza de hombre trastornado,

cuando descubre que reina sobre el perro,

pero jamás conseguirá rascarse una oreja con el pie.


Doce son las veces que duda,

cuando se trata de decidir su futuro

para, después, en un alarde de rapidez,

lanzarse a lo que será la frustración de su vida.


Son doce los meses del año

y doce, sus objetos favoritos formales,

así que, doce son las veces

que hará el amor, este mes, con aquella chica que conoció.


3-1-77


Venid hacia este pobre hombre,
horrendos compañeros de las tinieblas,
él os espera con ansiedad
para demostraros lo mucho que puede daros
a cambio de vuestras feas máscaras
y vuestros espantos de tradición.
Acercaos un poco más hacia él
y no temáis que os aplaste con su fuerza,
él no sería capaz de lastimar
a tan beneficiosas criaturas
en un día tan importante como hoy.
Venid, corred, amigos míos,
que pronto comenzará el festival
donde danzan los mejores,
con sus preciosos brazos de oro,
entre las densas nube de perfume.
Venid al Festival del Mundo
y traed vuestra invitación y vuestra maleta,
me interesa mucho la maleta
con su carga de ideas.
A las doce de la noche
estallará la revolución del intelecto,
no habrá más sibaritas,
no habrá más dictadores,
no habrá más millonarios.
Con el contenido de vuestra maleta
yo seré el amo del mundo,
animaos y venid,
el emporio de lo absurdo
se está gestando en estos momentos,
venid... ¡qué hermosos sois!

6-1-77


Me siento orgulloso de vosotros,

que forjasteis con vuestro carácter

los sabios dogmas de la civilización

y a la vez, me siento molesto

de ser yo quien os bendiga,

pues, habiendo en el mundo

millones de hombres superiores,

ha de ser este ególatra

quien elogie vuestras gestas,

confeccionadas por él mismo,

en los términos de la burocracia

o, mejor interpretado,

en el campo de la buro-teo,

porque, incluso habéis logrado,

con vuestras geniales maquinaciones,

construir un dios de papel,

que sin ser Dios,

se le parece bastante.

Habéis logrado también,

con vuestro inigualable arte
,
que el hombre se olvide de su egoísmo

y que, cada vez, se sienta menos hombre.

Vuestra técnica, cada vez más avanzada,

consigue hacer del campo,

de los animales y de las plantas,

enormes puntuales para la civilización

y vuestra ciencia consigue,

que muramos, cada vez, más pronto

y así, sufrir menos

en este valle de lágrimas,

por eso, os doy las gracias,

científicos, industriales, médicos,

políticos, mercaderes, maestros,

teólogos, técnicos y, en fin, hombres,

porque, gracias a vosotros,

soy como soy.

16-1-77

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