lunes, 18 de junio de 2018

Poemario 1976 (16)



Devuelve la esperanza que, un día, robaste
y acude a la llamada del inocente,
no pretendas otorgar poderes inútiles
y escribe, con lágrimas de sangre,
el testamento de nuestros muertos.
Ciega está la conciencia de los hombres,
que jamás consiguieron superarse,
la pena de los podridos está cerca
y nosotros seguimos en la incomprensión.
Si, algún día, las estrellas se oscurecen
a los turbios ojos de los signos del poder,
allaremos, enterrada en sus cuencas,
la mañana clara que perdimos hace años.
Perdona los malos tratos otorgados
e ignora que viniste con todos ellos,
nunca vuelvas a tratar de convencerlos,
que otros lo intentaron inútilmente.
Eres, sensatez, lo que necesitamos,
pero nuestra ceguera, ancestral y mecánica,
nos impide llegar a tí,
adéntrate en el paraíso de las mentes
e infiltras tu sabiduría en ellas.


7-76




He visto crecer la tierra bajo mis pies
que, tímidos, dirigían su destino,
con torpe regularidad, hacia el pasado,
he querido encontrar, entre mis restos,
el eslabón perdido de la libertad,
he sido uno y nada entre la nada,
he perdido mi razón por todo
sin entregar la vida por nadie
y he seguido la huella de la inteligencia.
Alguien encontrará, un día, un hombre
y, sin saber comprenderlo,
habrán pisoteado sus ilusiones,
ayer no era nadie y hoy soy nada,
mañana el sol no saldrá para mi,
mantengo la presencia, a pesar de mi ausencia.



8-76




Cuando la espuma hace del universo
algo tangible y maravilloso,
donde la vista disfruta de paisajes insólitos
y la voz es conducida a velocidad vertiginosa,
cuando el horizonte deja su única dimensión,
para convertirse en una gran figura,
que da sombra a los pensamientos,
cuando la neblina de la vida
queda disipada por la fantasía infantil
del que da y no pide, ama y no llora,
es en esos momentos de enorme soledad,
cuando más necesito esas palabras,
es, entonces, cuando sé elegir los destinos,
es cuando aprendo las mejores lecciones.
Todo por nada ¿es así mi vida?

8-76



Corriendo alrededor de la fogata del cerebro,
las ideas juegan a una danza mortal,
algunas, las más estúpidas de todas,
caen al fuego sin remedio
y son expulsadas por la boca,
como maravillas del ingenio.
Nunca, nadie, descubrirá la verdad
y en el interior de nuestras cabezas,
continuará la maldita danza,
dándonos ilusiones de magnificencia.


8-76



Alguna vez, encontrarás
la paz que añoras,
el silencio de las profundidades,
un lugar en el espacio,
entre cientos de frías estrellas,
ese día espero estar ahí
y compartir tu felicidad.


8-76



He aprendido que la mente
es el fuerte de nuestra existencia,
he deseado que siempre hubiera,
en el interior de mis surcos, 
una lucha constante por la irrealidad,
maravilloso estado de inconsciencia.
Las ideas caen de mis parietales,
en una finísima lluvia de palabras,
como las suaves gotas del verano
y no encuentran, a su paso, más obstáculo
que el de la propia realidad,
endurecida por la avaricia del podrido.
El cuerpo, muerto en vida,
no encuentra ningún sabor material
y en el ambiente flota mi esencia,
si el mundo sucumbiese ahora,
yo no podría morir con él.
Cállense las bocas ociosas
y únanse sus frases incoherentes
en libros surrealistas,
que la forma no limita el contenido.
Si, a mi paso, encuentro la pedrada,
si, por casualidad, mis piernas fallaran,
siempre habrá algo maravilloso en mi,
cegaré, enmudeceré o quedaré paralizado,
pero mi fantasía sobrevivirá
con su ancestral anarquía.
Algunos podridos culparán al mundo
de todos sus sufrimientos,
sin reconocer, jamás, que fueron ellos
quienes lo destrozaron en la base.
Llámenme egoísta o loco, marginado o separatista,
llámenme, ellos, como quieran,
que jamás, les negaré mi soledad,
prefiero ser la piedra en medio del desierto,
que unirme a los podridos en su danza.
Nunca, reconocerán, en mi, la inmunidad,
como algo beneficioso,
pero sentirán la envidia del fracasado,
éste es mi legado para el futuro:
haber conseguido separar la mente
de este cuerpo mío, que ya está podrido.


8-76




¡Salgan todos de sus casas!
Abran puertas y balcones
y lancen al viento miles de hurras
por el dios de lo imposible.
Preparen sus mejores galas,
señoras y señores de esta corte,
y peinen a los niños con la raya en medio,
así le gusta al dios de lo imposible.
Revivan sus antiguas alegrías,
no pierdan la esperanza, de momento,
que ya vendrá el dios de lo imposible
y dejará las cosas mucho más claras.
Golpeen a la puerta de sus enemigos
y háganles ofrenda de la noticia,
ellos sabrán como agradecerles
y el dios de lo imposible
se sentirá agasajado.
Todos canten a la vez el himno
de nuestro buen dios de lo imposible,
que mañana ya tendrán tiempo
de reorganizar sus luchas.
Hoy es domingo, domingo de dios
y él, el dios de lo imposible,
verá en todos los rostros
la satisfacción del que se sabe
buen creyente y practicante.

10-76




Me acecha la confianza,
me hiere la desesperación
y no encuentro, pues no busco,
un medio de suprimir este engendro.
Ahora, el sol brilla más alto
y las nubes no se atreven
a palidecer sus rayos.
No soy más que un hombre
que busca a su alrededor
la posible emancipación de su ego
o la ruptura de las cadenas
que atrapan su psicología.
Si pudierais leer en mi mente
os daríais cuenta de la importancia
que para mi encierran estas palabras.
Y no son más que palabras
que, comparadas con mis frustraciones,
quedan sumidas en lo más ínfimo.

10-76




Atajado por la ira
y sintiendo el incesante latigazo,
destrozado por el tiempo inhumano,
que me arrastra a la locura,
perturbadas mis funciones
por la única vergüenza del que huye,
he, aquí, que no soy nadie,
he, aquí, que bajo al jardín
para hacer, de las flores, mis aliadas,
cumpliendo, así, la promesa hecha hace tiempo,
heme, aquí, prisionero de la muerte,
en la tumba de los que no pudieron ser.

10-76



Ha bajado,
arropada en el fulgor de una sábana blanca,
ha posado sus alas sobre la figura del cristal
y, dispuesta a conseguir tus sueños,
no detendrá sus elogios,
el frío invade tus manos
que, al contacto con los labios,
despiertan del letargo inicial
y traducen en sentir, cualquier síntoma de vida.
Es la sangre, la que, ahora,
amparada en la congoja que te envuelve, bulle,
haciendo de tus venas, marmitas de invención,
mientras, el suelo reblandece los cimientos,
viscoseando tus pisadas inseguras,
el salto de la incitante sed, al borde de tus labios,
reclama la satisfacción de un poco de sabiduría
y tus cuencas, impotentes por la grandiosidad de tus ojos,
ven sangrar sus límites.
Es ella, la frágil paloma,
quien provoca, insistente, el orgasmo de tus sentidos,
es ella, la vida, quien ha entrado en tu refugio
sin ser llamada por nadie.

10-76



Sobre sus huesos,
su carne,
sobre su carne,
su piel,
sobre su piel,
mi mano,
Sobre mi mano,
un mundo nuevo,
sobre el mundo,
un valle,
sobre el valle,
una mansión,
aobre la mansión,
el cielo,
sobre el cielo,
el infinito,
sobre el infinito,
la imaginación,
sobre la imaginación,
nada,
sobre la nada,
sus huesos...


10-76



Cuando, entreabriendo tus ojos,
viste, por última vez,
la penúltima imagen desastrosa,
creíste llegada la hora de la muerte,
cuando, por última vez, oíste
el penúltimo grito de odio,
creíste llegado el momento
del balance de tu vida,
cuando, por última vez, sentiste,
sentiste un hierro en tu costado
y creíste que ya todo llegaba a su fin,
cuando, por última vez,
viste, oíste y sentiste,
fue, hace ya, tres años,
abre, ahora, los ojos
y escucha estas palabras,
porque clavaré en tu pecho mi puñal
y será lo último que sientas.

10-76




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