jueves, 21 de junio de 2018

Poemario 1976 (18)


Estoy pensando en desistir
de mi intención de morirme,
porque, después de unos años
de vivir en la estrechez
de los que perdonan siempre,
me he acostumbrado a vivir
y a pelearme con el tiempo.
Tal vez, otro día,
reniegue de mi condición de hombre,
hoy, conformista,
me amoldo a la estructura,
adaptando mis genes
al conjunto de fenómenos sociales.
¿Mañana, quién sabe qué va a pasar?
Tal vez, el suicidio llame,
como otras veces hizo,
insistiendo en su preferencia sobre la vida.
Entonces, no serán hojas de acero
ni piedras ni sogas anudadas,
tan solo lo desearé
y la muerte presidirá mi cuerpo
y poseerá mis mejores prendas.
…que el calor aprieta las gargantas
cuando nadie intenta refrescarlas,
pero no se atreve con lo puro,
que danzará, siempre fresco, a su alrededor.


12-76



Ahora, en la noche,
comienzo a darme cuenta
de lo solo que estoy.
Ahora es cuando empiezan
los pensamientos gloriosos,
las torpezas inmaduras.
Ahora, el hombre, quedó atrás,
colgado en el ropero
con los pantalones gastados
y las camisas olvidadas.
Ahora es cuando la verdad,
desembarazada de odios,
se desnuda, pálida, ante mis ojos
y me abraza con frialdad calculada.
Calculada por mí mismo,
que me odio por momentos,
por no ser lo que pretendo.
Tengo frío en el estómago
y una especie de aliento
recorre mi cuerpo, entre la piel y la carne,
congelando todo mi valor.
No soy nada más que nada
y la nada me rodea inmisericorde,
porque es de noche
y me encuentro solo.

12-76



Envuelta por la estéril blancura de su pálida luz
que, tímida, se acerca a las ventanas,
permanece estática en la cúpula azul del cielo,
presidiendo la enorme comitiva de diminutas estrellas,
que puntean, delicadamente, casi transparentes,
la frágil bruma que todo lo cubre.
Vigilando la torpeza de mis pasos,
parece seguir un sendero paralelo
que termina más allá del infinito,
más allá de mi visión,
allí, donde comienza el retorcido campo de la imaginación,
donde su redondez es perfecta,
donde la crítica científica de sus erupciones volcánicas
puede confundirse con la mítica figura
de un semblante joven...
¡Salud, compañera!

12-76



Estoy enormemente enfadado
y dos puños de odio macizo
golpean las paredes de mi craneo,
inmisericordes ante cualquier ruego de clemencia,
estoy disgustado con mi mente,
que no pudo dar a mis labios
palabras concretas que definan
experiencias vividas desde los sentidos,
maldigo mi terca mediocridad,
vomitando sobre mi historia
los más corrientes calificativos:
¡ni siquiera para ello,
tengo el don de la oportunidad!
¿cómo explicar lo que siento?
¿cómo explicar que, ante unos labios
húmedos y temblorosos,
ocurre algo, eso...?
¡Maldita imaginación! Torpe mente,
que no sabes satisfacer con elogios
lo poco que nadie
ha podido darme en tantos años.

12-76


Cuando, en octubre,
las flores rojas comienzan a brotar,
rodeando a los hombres,
hasta exterminar sus sentimientos,
la agonía hace presa en mí
y me arrastra al egocentrismo.
Ahora, hoy, todo es frío
y las flores rojas, mezcladas con el hielo,
son de un rosa tenue 
y la vista, desolada, se envuelve en lágrimas,
frágil velo, que nos dio la naturaleza
como consuelo a nuestras desgracias.
Estoy asqueado, porque viven de mí
y asqueado estoy por su cobardía,
se aferran a la mugre
y no pueden escuchar estas palabras.
¡Cobardía!, me gritaron, hace poco,
y no pude contener un viejo insulto,
tal vez, el más viejo de la Historia,
yo no como con cobardes,
pero estoy rodeado de ellos.

12-76


Hasta que me digas basta,
estaré llamándote en silencio,
hasta que me digas basta,
te perseguiré, noche y día, desde mi habitación,
hasta que me digas basta,
me negaré a comer algo que no venga de tus manos,
hasta que me digas basta,
no dejaré de morirme, cada día
y, cuando me digas basta,
me uniré a ti con dos cadenas
y seguiremos, los dos, por nuestro atajo,
peleando por la vida.

12-76


Hoy, sé que fui yo el equivocado
y que, de no ser por tí,
hubiera cometido la torpeza
de enamorarme de tus vítreas palabras,
te doy gracias, de todo corazón.

12-76


Lo que me inspiran tus ojos
jamás podré decírselo a nadie,
porque, nunca, nadie, entendió
el informe mundo de la oscuridad
y porque, nadie, además,
creerá que puedo entrar en ellos,
como lo haría el arqueólogo en la vueva
y encontrarme sin nada,
más que la piel para sentir,
potrque la piel habla hacia adentro
y bien lo saben tus ojos y mis manos.

12-76


Se acerca hacia mi,
me amenaza blandiendo su fuerza
e intenta clavar en mi pecho
los afilados pétalos de sus colmillos,
se cree invulnerable
y, ciertamente, lo es para mi,
ser inservible para la lucha.
Intenta apoderarse de mi corazón,
irritado por el llanto del subnormal,
infectada, mi sangre, por la brutalidad,
refrescada, poco a poco, por la placidez de la esperanza
y consigue sacar de mis sueños
la materia de mis añoranzas,
cabellos unidos a la libertad
por los lazos del propio corazón,
es, posiblemente, mágico
el poder de sus labios ensangrentados,
que consiguen, lentamente, ahogar mis sufrimientos.

12-76



Si conocieras mi llanto,
como dices conocer mis caricias,
no volverías a hablarme
de azuladas necedades,
pues, sin ser más que nadie,
he sufrido más que muchos
y, sin querer ser casi nada,
he sido bastante menos.
Si los pájaros danzaran
más abajo de nuestras barbillas,
otra nube disiparía nuestro orgullo,
si la mujer que, con sus dientes
desgarra nuestro corazón,
besara con dulzura nuestra frente,
surgiría, del poderoso océano, otro ser,
que inventara las más crueles desdichas.
No soy más que un hombre hundido,
prisionero en esta cárcel de plástico
y tengo por carcelero
lo extraño de tus conjeturas.
Al contrario que los cuentos,
se desarrolla mi vida real
y, al contrario de lo romántico,
mis sueños son crueles y demoledores,
sumergido entre papeles,
que hablan de cosas muy distintas
y dan a entender lo mismo,
le arranco al aire otra bocanada,
para lograr franquear, penosamente,
las puertas de la media vida,
de media vida de llantos y lamentos,
agradeciendo a nuestros alegres convivientes,
que me hayan dado la oportunidad
de demostrar lo poco que valgo.
Por eso, no me hables de idealismo
ni de románticos personajes,
no, de prados verdes llenos de flores
ni de enanitos de blanca barba,
porque la vida es crueldad,
sufrimiento del más débil,
para satisfacción del más poderoso,
sngre, podredumbre, mentira y rabia
y es malo el hombre,
con lo que, ser malo,
arrastra en su contenido.
Si conocieras mi llanto,
como dices conocer mis caricias,
no dirías más bobadas.

12-76

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