Porque te quiero más que a nada,
porque no hay nada sobre nada,
que pueda desviarme de la huella,
porque eres el aliento que me mueve
y el sosiego que amansa mi pesadumbre,
porque, sin ser más, eres suficiente,
porque tu sombra me estremece entre las olas,
que distraídas, ondulan mis ideas,
porque tu olor me recuerda perfumes de infancia,
arrullados por el calor de la franela,
porque te filtras por mis poros
y absorbes todo el éter que me amansa,
porque eres tú, sin más comentarios,
sin un fichaje repensado,
día tras día, masticado y digerido,
sino libre pensamiento,
capaz de reclinarse sobre lo hermoso
por encima de lo verdadero…
Por todas estas cosas,
te pinto de blanco en mis poemas,
de un blanco virginal y puro,
inocente y casi etéreo, imaginado.
Y te vivo y te ensalzo mientras vivo,
pues eres fruto mismo de mis actos
y, a la vez, fuente de mi sapiencia,
corazón que bombea mi sangre,
arteria principal de mi existencia aquí
y te pinto de blanco,
aunque, a veces, seas rojo,
de sangre y sin embargo, de labios,
porque la herida que me hiciste,
desgarrando mis entrañas con esfuerzo,
permanece abierta y húmeda,
perfecta en sus matices
y de ella bebieron
centenares de personas sedientas
de sangre.
Eres blanco, para mí, por siempre
y virginal, aunque te tachen con lodo
y cada noche, doce pensamientos
se clavarán en el centro de tu diana
para recordarte que en mí
existe, todavía, un hombre a quien acariciar.
17-1-77
El tiempo corre como un gazapo
dando vueltas a mi alrededor,
mientras, yo, sin darme cuenta,
voy enterrándome, poco a poco.
Mi cabeza no rige mis actos
y mi cuerpo apenas obedece al instinto,
estoy helado y mi único calor
es la sangre que emana de mi boca.
Es el tiempo el que camina,
mientras, nosotros, inmóviles,
nos limitamos a formar parte
de una diminuta porción de segundo.
29-1-77
Ya no sé pensar
y el tiempo, que no perdona,
hace mella sobre mi persona,
queriéndose vengar de algún hecho pasado,
culpándome de lo ocurrido hoy
y venciéndome en su campo.
Ayer todo era más sencillo,
incluso el hombre comprendía,
ahora, solo comprenden los perros
y se niegan a compartir sus secretos
con lógico temor hacia nosotros.
Trágicamente me expreso
y en todo último poema,
resalta un pesimismo acentuado,
fundamentado en el desprecio
hacia el hombre y hacia mí.
La famosa hora del Apocalipsis
está escondida entre nosotros,
esperando la oportunidad de estallar
y el hombre, el podrido hombre,
se burla de mí
sin prestar oído a mis predicciones.
Ya no sé pensar,
ya no quiero pensar,
siguiendo el ejemplo de la comunidad,
que se limita únicamente a inventar
y descubre en sus laboratorios
artilugios de todo tipo
para desnaturalizar la vida.
Es ese el resultado que esperaban de mí
y no he sabido hacer otra cosa,
que complacerles en todo,
porque ya no sé pensar.
31-1-1977
La importancia de los hechos
no radica, jamás, en las palabras
pronunciadas alocadamente por los hombres,
sin embargo, crece el tiempo
y las guerras perpetúan su contento
en las páginas amarillentas de un libro.
El perfume de la sangre
se reparte por el aire
envolviendo los aromas más sensibles,
algún otro detalle variará,
mas no, los que han de morir.
En la noche y en el día,
el mismo hombre perdido
llorará desconsolado junto a su cuerpo,
porque morir sí es importante.
31-1-77
Con un silbido mortífero, animal,
os anuncio que ha llegado vuestra hora,
que vosotros, cumplido ya vuestro fin,
habéis de dar paso a lo nuevo
y lo nuevo no soy yo ni sois vosotros,
es el nuevo hombre,
el que levanta el testuz contra el santuario
y destroza sin razonar vuestros santos de papel.
Ha llegado fuerte el nuevo hombre
y embistiendo por la espalda
os arranca de raíz de vuestras sillas,
que van tornándose tronos para él
y corriendo resopla sobre vuestros rostros
amargados por el miedo,
para acabar con el poco brillo de vida
que pudisteis robarle a la muerte.
Y de mi, pobre de mí, hace estandarte sangriento,
que penderá para siempre
de la soga de su ley que,
como cada una de las leyes existentes,
será injusta con el infeliz
en beneficio del desgraciado
y destruirá vuestras inmensas torres paganas,
erectas hacia el cielo en desafío
para construir enormes bloques de cuerpos
con los que ensalzar su gran dote arquitectónica
y forrará de piel vuestras entrañas
para, puestas a secar, conservarlas para siempre
en recuerdo de los que no supieron
descubrir la realidad venerable
y por sus belfos resbalarán
nuevas canciones de guerra
que ensalzarán su bravura…
y cuando haya conseguido
ser tanto o más importante que vosotros,
surgirá de entre la chusma otro emboscado
para anunciarles con bramido
la llegada de un nuevo hombre.
1-2-1977
Venga, usted, a hablar conmigo,
no debe temerme en absoluto,
aquí nadie presta importancia
a los asuntos tan minúsculos
como el que trae entre manos,
arrójelo encima de la mesa,
lo miraré con detalle, cuando pueda,
ahora estoy muy ocupado,
sin embargo, sepa
que me intereso mucho por usted,
es usted una persona que vale,
lástima su empeño
por las cosas intrascendentes,
es usted una persona inestimable,
lástima, su anhelo
por las cosas exiguas,
es usted una persona única,
lástima su ansia
por las cosas fútiles,
es usted una persona interesante,
lástima su tesón
por las cosas insustanciales,
pero de todas formas,
vale usted mucho,
veamos qué trae hoy,
sociedades perfectas… lo de siempre,
espero que cambie, usted, algún día.
1-2-1977
Yo, frente al infinito,
sumergido entre cientos de supersticiones,
lo demás es silencio y oscuridad.
Yo, frente a la nada
y la nada, que lo es todo para mi,
arrastra al hombre contra mis huesos.
Yo, frente al mundo
y el mundo frente a mi anarquía.
5-2-77
Me gustaría ser luz
para poder oscurecerme en un punto.
Tenéis millones de hijos
y no sabéis qué hacer con ellos.
La realidad,
ese fenómeno incomprensible
que os traslada de un lugar a otro,
sin daros tiempo a incursiones más efectivas.
La mentira,
vuestro dios de papel celofán, luminoso y transparente,
os enreda entre sus hilos,
como mosca en una gran tela.
Y mientras tanto, vosotros
no sabéis qué hacer con vuestras vidas.
5-2-77
Algunas palabras de consuelo
se me ocurre puedo daros hoy
a pesar de ser quienes sois
y padecer vuestras posesiones,
seguid manteniendo vivo el recurso
de volver atrás cuando queráis.
5-2-1977
Sobre dos cúpulas de opaco vicio
se levanta vuestra podredumbre,
ayer fuisteis hermosos,
hoy no somos nada.
Montados sobre bellos corceles imaginarios,
atravesáis la llanura de lo irracional
sin deteneros a observar su belleza,
buscáis la realidad
y ella os apresa con sus garfios,
estáis perdidos.
El hombre ha escrito sobre su tumba:
“Muerto en gracia de Dios”
y ya no le recuerdan sus amigos,
la vida duró mientras fue vida
y, más allá, el olvido.
Sus seres más queridos olvidaron
y sin embargo,
vuestro perro (irracional, al fin),
os seguirá recordando mientras viva.
5-2-1977
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