Si simplemente es la verdad lo que buscamos,
si creemos realmente en nuestras palabras
como, algún día, creímos en nuestros amigos,
si es verdad que la verdad es única e inalienable,
si nuestros ojos ven y nuestros oídos oyen y nuestras manos sienten la verdad
y los labios humedecen el verbo con ella
y, alardeando de valentía, despreciamos la falsedad
y nos sentimos sinceros y sentimos la sinceridad a nuestro lado,
si simplemente es la verdad lo que buscamos,
¿por qué tenemos miedo?
Si sabemos que la vida es finita e infinita,
si forjamos nuestra propia vida
a fuerza de minutos y minutos de existencia llena,
si es la vida lo que más nos importa
y, a veces, incluso la ofrecemos a cambio de otra vida, vida también,
si pensamos que la vida es vida, verdad y vida, palabras y vida,
¿por qué tenemos miedo?
Si vemos la palabra como tabla de salvamento,
si nos aferramos a ella con todas nuestras fuerzas,
si nos vemos incapaces de traicionarla,
si sabemos que está aquí porque estamos nosotros,
que completamos su existencia como complemento nuestro
y la vemos como nuestro salvamento,
¿por qué tenemos miedo?
Si la oscuridad es ausencia de luz,
si la luz ciega muchas veces nuestros ojos,
si ciegos, no concebimos la vida llena de colores,
imaginables en la oscuridad momentánea,
si queremos ser luz, color y movimiento
por nuestros propios medios, rudimentarios e infantiles,
si la oscuridad es ausencia de luz,
¿por qué tenemos miedo?
Si somos Dios o lo creemos,
si lo que creemos es lo real,
si el dialecto así nos lo demuestra,
si podemos atacar, sin temor por nuestras vidas infinitas,
si no soportamos la espera, como no soportamos la paciencia,
es, entonces, cuando yo pregunto
¿por qué razón tenemos miedo?
24-3-77
Quisiera tener palabras
para expresar lo que siento,
no puedo tomar partido del honor
sin esbozar un reproche hacia quien me instruye.
Quisiera tener la frente bien alta
para blandir mi inocencia o mi pureza,
no puedo tomar partido del honor
sin despreciar a quien me inició en la vida.
Quisiera crecer, erecto hacia lo alto,
para ser símbolo de justicia,
no puedo tomar partido del honor
mientras me hunda en mi cochiquera.
24-3-77
Yo no pido limosnas,
yo no pido favores,
son mis derechos,
soy hombre.
Yo no quiero, que sea
nadie mi consejero,
faltan más soluciones,
lo que sobran,
son consejos.
A la calle,
a la calle hemos de ir
porque nadie
recordará viejos tiempos,
lo que fui yo para ti
pasó al recuerdo.
A la calle,
a la calle a defender
lo que debe ser nuestro.
1-4-77
Entre los puños,
unas palabras rebosan clemencia
y el hueco sonido de las lágrimas,
al rozar con los huesos,
entonan canciones románticas,
los labios desangran su contenido
inyectados por los dientes, marfil impuro
y rabian y rabian,
mientras las pupilas revientan de odio.
Alguien dará el primer paso
y estallará la tragedia
despertando de su letargo,
aquí, lejos del campo de batalla,
está el cronista, el cobarde,
que observa con sus ojos y no comprende,
que es la nueva noche de los cuchillos largos.
1-4-77
La libertad está muy lejos,
la luna está lejos y la veo.
2-4-77
Espero, impaciente, unas palabras,
la noche se burla de mis penas,
estoy completamente inmóvil.
No sé si recibiré consuelo,
aunque mis lágrimas lo busquen desesperadas,
tengo ciertos resquicios de esperanza,
es, posiblemente, por mi gran confianza en ella.
Quisiera perderme entre sus brazos
un día cualquiera de primavera,
intuir con ella la pureza y sabernos solos,
responsables únicos de nuestro destino…
o, simplemente, esperar la llegada de la noche.
15-4-77
Por un sendero
rodeado por la espuma
caminamos entre las zarzas
pisoteando embriones de maldad,
el yugo de la mentira
proyecta su sombra
sobre nuestros cuerpos desnudos
y las espinas, envidiosas,
hieren lo descalzo de nuestros pies.
Alguna vez, giramos nuestras cabezas
hacia el lado oculto del camino,
alguna vez, obtuvimos
el privilegio de la duda,
ejecutora de nuestras penalidades,
pero vivimos felices,
sabemos a dónde vamos
y deseamos conseguirlo.
18-4-77
Antes de comenzar,
el mundo nuevo necesita de ti,
como, alguna vez, lo deseaste,
él es el amigo que buscó tu silencio,
es, entonces, quien sigue de frente,
llorando ante tu llanto,
viviendo ante tu muerte.
Él te busca, tu sabes que lo hace,
ayer llovió sobre la tierra
pero el agua no consiguió ablandarte,
hazme caso, vive,
hazme caso.
20-4-77
Quisiera estar a tu lado
besando tus labios, tus ojos,
acariciando tu cuerpo,
sintiendo el perfume de tu cuello,
reclinada tu cabeza sobre mi hombro
y abrazarte, pausadamente,
sin prisas,
escuchando cualquier canción romántica
con el silencio más expresivo.
Quisiera poder decir que te quiero
con el idioma más bello del mundo:
mirándote a los ojos, simplemente,
y sentir que me comprendes
y me acaricias
y que te sabes mujer.
Quisiera rozar con mis labios
cada centímetro de tu cuerpo
y sentir tu calor
y aislarme del mundo,
quisiera estar a tu lado
cada segundo de mi vida,
porque, sin ti,
se me presenta la vida
como un gigantesco laberinto oscuro,
cargado de matices negros y grises
y la abulia se hace dueña de mi voluntad
y lloro y no sé llorar
y pienso en ti, solo en ti,
en un esfuerzo desesperado
por castigar mi impotencia.
Necesito estar contigo
y lo necesito
para poder explicarte todo esto.
23-4-77
He querido transmitirte mi resignación,
contagiar tu inteligencia de belleza,
más allá de los problemas,
más allá de la vida misma.
He querido hacerte ver mi realidad,
mis amigos, lejanos recuerdos,
mis pasiones latentes y perpetuas,
pero no he podido descubrirte mi instinto primitivo.
No, tal vez, no haya sabido explicártelo,
mi vocación no justifica mis actos,
son ellos, por si solos, explicación de si mismos,
no, seguramente, no me entiendes,
he pensado largamente,
con una demagogia mental perpétua,
elaborando discurso, maquinando respuestas.
Pero mis labios aletargados se reusan a mi mandato,
con terquedad, casi repugnante,
no, no podré explicártelo nunca,
mis hechos son estos,
mi vida es esta,
mis sueños son algo ya pasado,
pero, tal vez, tu no puedas entenderme.
Estoy cerca de la muerte
porque vivo intensamente cada segundo,
agonizo, día a día,
perfumado vitalmente por fragancias exóticas,
fruto de mi constante forcejeo,
pero sé que no lo entiendes.
3-5-77
Llueve,
estoy esperando
y no sé quién ha de aparecer,
la gente se apiña bajo las cornisas
o corre, de un lado a otro,
buscan cobijo,
todos me parecen iguales,
tal vez, no pertenezcamos al mismo mundo,
ella ha de llegar, con su voz infantil,
a despertarme del letargo,
mientras tento, pienso en nada
o escribo este poema.
26-5-77
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