Estás muerto, pero nadie se lo cree. Es triste y, sin embargo, real. Ahí, lleno de gusanos glotones y cucarachas alegres, por todas partes
Recuerdo a aquella señora, que se acercaba a ti, todas las mañanas y te decía, sentenciosa y preocupada: "Está, usted, un poco pálido. Debería ir a visitar a un médico". ¡A tí, que siempre habías estado tan sano! Y tan guapo, con tu descomunal mostacho y tu estupenda cabellera, bien peinada siempre y pegada por la brillantina.
Recuerdo, también, a aquel estúpido policía, que siempre quería multarte por "dormir" en el parque. Incluso, estuvo a punto de arrestarte, en una ocasión. Pero, por suerte, lo jubilaron pronto.
Y aquel fastidioso niño, que jugaba a embocar, cualquier cosa que tuviera a mano, en el hueco vacío de tus ojos... Creo que, ahora, es un importante hombre de negocios, tuvo suerte y montó una empresa de futbolines y juegos mecánicos. Ya sabes, a él, todo lo que fuera acertar en un agujerito...
En fin, la cuestión es, que nadie quiere reconocer que estás muerto. Y por eso, estás ahí, sentado en el banco del parque, mirando como comen los gorriones y cómo se besan los enamorados, hace, ya, veintitrés años.
19-9-74
No hay comentarios:
Publicar un comentario