martes, 1 de mayo de 2018

Poemario 1976 (12)

Se sentó
y esperó que la luz
le ofreciera movimiento.
Se sentó
y esperó que el viento
le acercara palabras.
Se sentó
y esperó que el destino
le trajera aventuras.
Se sentó
y se cansó de esperar
y pensó e imaginó.

5-76

Cuando caigan del hueco,
rompiendo la tela insegura
y sientas que tus pies
presionan su viscosidad
hasta hacerlos reventar,
verás más claro desde tus cuencas
llenas de oscuridad y vacío,
violadas por el viento agresivo.
Cuando te sientas aislado
y notes correr por tu mentón
la savia caliente liberada,
libre de obligaciones…
podrás pensar mejor
sin intrusos sónicos.
Cuando te encuentres inerte
y notes que no vives,
solo piensas,
ría tu mente muy fuerte,
serás algo aprovechable.

5-76

Grito hasta la inconsciencia,
con desgarrada esperanza,
deseando que, por lo menos, me oigan.
Destrozo mis harapos sociales
y defiendo con firmeza,
uñas y dientes unidos,
en protesta de actitudes.
No quiero la libertad concedida
ni pienso tener que ganarla,
ella me pertenece.

5-76

Al permanecer en mi habitación,
fiel refugio de mis frustraciones,
acostado sobre el blando colchón,
con la vista perdida,
más allá del rincón habitado,
flotando en el fluido denso
que envuelve mi cerebro,
inhibiéndolo de toda preocupación material,
alejado de la vida racional…
vuelvo a encontrar la paz del ser,
la que el hombre, testarudo e inamovible,
pretende destruir con el progreso
de la ciencia cosificada,
la paz indiferente y natural
que, alguna vez, fue dudada.

5-76

Tal vez, fueran muy poco mis poemas
y mi llanto forzado por la impotencia
ante el hombre inamovible,
que nunca levantó un dedo en mi ayuda,
por miedo o comodidad.
Tal vez, fuera poco mi sangre
ofrecida por su causa.
Tal vez, fuera poco
una vida derrochada en su apoyo.
Tal vez, fueran poco mis dos manos
para merecer su reconocimiento.

5-76




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