Yo soy un punto en el espacio
que, huyendo del seno materno,
se ha atrevido a danzar entre mil rayas,
yo soy la gota de agua
que, al caer, remueve todo el estanque,
yo soy el pulgón de la peste,
que transmite exterioridad a los hombres,
soy, también, el carcelero, que mantiene,
bajo cualquier pretexto,
cerradas puertas inservibles y oxidadas,
ante el peligro de la invasión de la nada,
soy, al fin, un pobre hombre
hundido hasta el cuello en dignidad.
2-1-76
Son doce campanadas, las que acompañan
cuando el hombre se pierde, entre la espuma de
sus sueños,
para regresar al planeta de su fidelidad,
como son doce, los cambios que mutan su cerebro,
cuando recibe la noticia de su embriaguez,
son, uno tras otro, doce golpes,
que recibe su cerebro de hombre trastornado,
cuando descubre que reina sobre el perro,
pero jamás podrá rascarse una oreja con el pie,
doce, son las veces que duda,
cuando se trata de decidir su futuro
para, después, en un alarde de rapidez,
lanzarse a lo que será el frustre de su vida,
son doce los meses del año
y doce, sus objetos favoritos formales,
así que, doce son las veces
que hará el amor, este mes, con aquella chica
morena.
Si ese hombre estuviera
en contra de mi teoría,
que exponga, doce veces, su punto de vista
y trataré de convencerle de su error.
3-1-76
Estoy pensando en desistir
de mi intención de morirme,
porque, después de algunos años
de vivir en la estrechez
de los que perdonan siempre,
me he acostumbrado a vivir
y a pelearme con el tiempo.
Tal vez, otro día, reniegue
de mi condición de hombre,
hoy, conformista, me amoldo a la estructura,
adaptando mis genes
al conjunto de fenómenos sociales,
mañana, ¿quién sabe lo que pensaré mañana?
Tal vez, el suicidio llame,
como otras veces,
insistiendo en su preferencia sobre la vida,
entonces, no serán hojas de acero
ni piedras ni corbatas de cuerda,
tan solo lo desearé
y la muerte presidirá mi cuerpo
y poseerá mis mejores prendas.
Que, el calor aprieta las gargantas
cuando nadie intenta refrescarse,
pero no se atreve con los puros,
que danzarán, siempre frescos, a su alrededor.
1-2-76
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