¿Con qué criterios permitimos que se "eduque" a "nuestr@s" niñ@s?
La educación oficial, bajo los paradigmas institucionalizados de la famosa revolución industrial, no dota a las criaturas de conocimientos y actividades que, en su desarrollo pueda utilizar para ser más feliz, más saludable, más creativ@ o más libre, que sería la única razón de ser aceptable para la educación.
Por el contrario, se ha instalado un amaestramiento para producir en serie trabajador@s domesticad@s, que sigan las instrucciones, no se salgan de los parámetros establecidos y no aprendan lo que quieran, sino, lo establecido como correcto y, como no, convertido en la correspondiente LEY GENERAL DE "EDUCACIÓN".
Lo más patético es que la inicial revolución industrial ya ha quedado atrás, hace años, dando paso a la llamada revolución de la información y la tecnología, donde se abre la perspectiva de un mundo totalmente diferente y donde el papel de l@s trabajador@s domesticad@s ya está siendo sustituido por algoritmos y robots.
Millones de niñ@s y jóvenes están estudiando algo que no les va a servir para nada, ni siquiera, para formar parte de la cadena, porque para los posibles empleos y ocupaciones que se nos presentarán en el futuro, nadie puede recibir formación, porque aún no existen y se desconocen sus necesidades.
Yo recuerdo que, de niña, la expresión ¿Te imaginas...? estaba en boca de tod@s y venía cargada de ideas, de sueños y de un sin fin de mundos alternativos posibles, donde todo funcionaba de otra manera...
¿No lo recuerdas? Tú también fuiste niña y lo viviste. Lanzabas o te lanzaban, tras el ¿Te imaginas...?, la bomba de una propuesta imposible o poco habitual y empezaban a volar las fantasías de las que estábamos "jugando" y conseguíamos consensuar las aportaciones de todas, creando realidades que solo existían en nuestras cabecitas locas, pero nos ayudaban a imaginar y a crear.
¿TE IMAGINAS...?
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